Estas páginas están consagradas a los grandes creadores de la literatura rioplatense, y a los hechos culturales y sociales emparentados con la literatura y la historia, y con Roberto Arlt y Juan Carlos Onetti, dos mitos, dos gigantes.
sábado, 20 de junio de 2009
ROBERTO MARIANI
Roberto Mariani (1893/1946), escritor, dramaturgo y poeta argentino, nació en el barrio de La Boca, Buenos Aires, en julio de 1893. Se inició como periodista en el diario Los Andes de Mendoza y publicó algunos relatos en el periódico La semana.
De regreso a Buenos Aires (1920), se empleó en el Banco Nación alternando con los “proletarios de cuello duro”, experiencia que marcará su obra. En 1922 es despedido por “intentar agremiar a sus compañeros con literatura anarquista”.
Colaboró en el periódico Nueva Era, apoyando la revolución bolchevique. Publicó El amor grotesco y fundó una asociación de amigos de Rusia que enviaba a Moscú literatura criolla revolucionaria.
Anarquista y solitario, participó del grupo de Boedo compartiendo ese espacio de creación con Arlt y Payró. Colaboró con aquél cuando aún no tenía reconocimiento literario, en la corrección de sus proverbiales errores gramaticales.
Las acequias (1922) es su primer poemario. Cuentos de la oficina (1925), resume desde una mirada literaria la vida transcurriendo en una oficina de Buenos Aires, relatos que merecieron el elogio de Roberto J. Payró.
El amor agresivo (1926), describe el universo del amor en las distintas expresiones que adquiere en el carácter del porteño.
El diario Crítica (1927) le publica una calurosa defensa de Sacco y Vanzetti, y tres años más tarde, urgido por aprietos económicos, trabaja de chofer en el sur argentino desde donde lamenta el golpe reaccionario que derrocó a Irigoyen.
De regreso, envuelto en un escepticismo irreversible se transforma en un ser sombrío: “Estoy, pues, como antes de soñar: sin nada. O peor porque ni sueños tengo”, escribía.
Un niño juega con la muerte, se estrena en el Teatro del Pueblo en 1938. De regreso a Dios refleja su resignación final mediante un contrato con la muerte que en la realidad llega tras un infarto en 1946
El resto de su obra incluye algunos ensayos sobre Pirandello y Proust y las novelas: En la penumbra (1932), La frecuentación de la muerte (1930) y La cruz nuestra de cada día (1955), en las que esboza sus desvelos metafísicos e inquietud por las injusticias sociales. Junto a Arlt encarna al narrador del infortunio y la desesperación.
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Tuve mis cuatro alegrías y mis ocho dolores. Fui extranjero en todas partes y bebí la sal de todos los vientos. Se ensangrentaron mis puños golpeando portales que no se abrían y mi voz se rompió con el último alarido. Y entonces como en la vieja fábula del zorro y las uvas dije que nada valía nada, porque nada había conseguido apresar. Estoy, pues, como antes de soñar: sin nada. O peor porque ni sueños tengo.” En 1943 publicó De regreso a Dios , libro que fotografió la última etapa de su vida caracterizada por la resignación, y por un absurdo contrato con la muerte que finalmente se cobró su parte en 1946 con un infarto al corazón como excusa.
ResponderEliminarEncontré esto que me pareció mucho mejor que lo que yo hubiera dicho. Un abrazo. Mercedes Sáenz
http://bibliotecasoemcf.blogspot.com.ar/ aca podes encontrar la compilacion mas importante realizada sobre Roberto Mariani.
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