miércoles, 24 de junio de 2009

GRANDES POETAS DEL RÍO DE LA PLATA



La literatura rioplatense tiene un capítulo muy especial: la rica obra de los talentosos poetas cuyas letras fueron musicalizadas y se transformaron en canciones conocidas por millones de personas. No haremos comparaciones pero las obras de Homero Manzi, Alfredo Le Pera, Enrique Santos Discépolo y Enrique Cadícamo, entre muchos otros autores, fueron tangos que se han consagrado como la voz y el alma del Río de la Plata.
Hemos seleccionado una serie de poemas que aún en nuestros días siguen convocando el fervor del público, resaltan la calidad poética de sus autores y constituyen un fragmento de la vida rioplatense de los años en que fueron compuestos.
Claro está, estamos escribiendo de poesía mayor, de grandes y penetrantes y lúcidos poetas cuyos temas estaban tomados del entorno social y enraizados en la historia de la ciudad de Buenos Aires. Manzi, Discépolo, Le Pera, Cadícamo y tantos otros excelentes poetas pueden calificarse como grandes líricos argentinos. El caso de Alfredo Le Pera, por su vinculación con Carlos Gardel —de cuya muerte trágica se cumplen hoy 74 años— será recordado en la nota sobre el Zorzal.
Andrés Aldao


POEMAS DE HOMERO MANZI

BARRIO DE TANGO

Un pedazo de barrio, allá en Pompeya,
durmiéndose al costado del terraplén.
Un farol balanceando en la barrera
y el misterio de adiós que siembra el tren.
Un ladrido de perros a la luna.
El amor escondido en un portón.
Y los sapos redoblando en la laguna
y a lo lejos la voz del bandoneón.

Barrio de tango, luna y misterio,
calles lejanas, ¡cómo estarán!
Viejos amigos que hoy ni recuerdo,
¡qué se habrán hecho, dónde estarán!
Barrio de tango, qué fue de aquella,
Juana, la rubia, que tanto amé.
¡Sabrá que sufro, pensando en ella,
desde la tarde que la dejé!
Barrio de tango, luna y misterio,
¡desde el recuerdo te vuelvo a ver!

Un coro de silbidos allá en la esquina.
El codillo llenando el almacén.
Y el dramón de la pálida vecina
que ya nunca salió a mirar el tren.
Así evoco tus noches, barrio 'e tango,
con las chatas entrando al corralón
y la luna chapaleando sobre el fango
y a lo lejos la voz del bandoneón.

SUR

San Juan y Boedo antiguo y todo el cielo,
Pompeya y, más alla, la inundación,
tu melena de novia en el recuerdo,
y tu nombre flotando en el adios
La esquina del herrero barro y pampa,
tu casa, tu vereda y el zanjon
y un perfume de yuyos y de alfalfa
que me llena de nuevo el corazón

Sur paredón y después
Sur una luz de almacen
Ya nunca me veras como me vieras,
recostado en la vidriera
y esperandote,
ya nunca alumbrare con las estrellas
nuestra marcha sin querellas
por las noches de Pompeya
Las calles y las lunas suburbanas
y mi amor en tu ventana
todo ha muerto, ya lo se

San Juan y Boedo antiguo, cielo perdido,
Pompeya y, al llegar al terraplen,
tus veinte años temblando de cariño
bajo el beso que entonces te robe
Nostalgia de las cosas que han pasado,
arena que la vida se llevo,
pesadumbre del barrio que ha cambiado
y amargura del sueño que murio

Sur paredón y después
Sur una luz de almacen

MALENA

Malena canta el tango
como ninguna
y en cada verso pone
su corazón;
a yuyo del suburbio
su voz perfuma,
Malena tiene pena
de bandoneón.

Tal vez alla en la infancia
su voz de alondra
tomo ese tono oscuro
del callejon,
o acaso aquel romance
que solo nombra
cuando se pone triste
con el alcohol.

Malena canta el tango
con voz de sombra,
Malena tiene pena
de bandoneón.

Tu canción
tiene el frio del último encuentro,
tu canción
se hace amarga en la sal del recuerdo.
Yo no se
si tu voz es la flor de una pena,
solo se
que al rumor de tus tangos, Malena,
te siento más buena
mas buena que yo.

Tus ojos son oscuros
como el olvido,
tus labios apretados
como el rencor,
tus manos, dos palomas
que sienten frio,
tus venas tienen sangre
de bandoneón.

Tus tangos son criaturas
abandonadas
que cruzan sobre el barro
del callejon
cuando todas las puertas
estan cerradas
y ladran los fantasmas
de la canción.

Malena canta el tango
con voz quebrada;
Malena tiene pena
de bandoneón.

FUIMOS

Fui como una lluvia de cenizas y fatigas
en las horas resignadas de tu vida...
Gota de vinagre derramada,
fatalmente derramada, sobre todas tus heridas.
Fuiste por mi culpa golondrina entre la nieve
rosa marchitada por la nube que no llueve.
Fuimos la esperanza que no llega, que no alcanza
que no puede vislumbrar su tarde mansa.
Fuimos el viajero que no implora, que no reza,
que no llora, que se echó a morir.

¡Vete...!
¿No comprendes que te estás matando?
¿No comprendes que te estoy llamando?
¡Vete...!
No me beses que te estoy llorando
¡Y quisiera no llorarte más!
¿No ves?,
es mejor que mi dolor
quede tirado con tu amor
librado de mi amor final
¡Vete!,
¿No comprendes que te estoy salvando?
¿No comprendes que te estoy amando?
¡No me sigas, ni me llames, ni me beses
ni me llores, ni me quieras más!

Fuimos abrazados a la angustia de un presagio
por la noche de un camino sin salidas,
pálidos despojos de un naufragio
sacudidos por las olas del amor y de la vida.
Fuimos empujados en un viento desolado...
sombras de una sombra que tornaba del pasado.
Fuimos la esperanza que no llega, que no alcanza,
que no puede vislumbrar su tarde mansa.
Fuimos el viajero que no implora, que no reza,
que no llora, que se echó a morir.
1945

* * * * *

POEMAS DE ENRIQUE CADÍCAMO

NIEBLAS DEL RIACHUELO

Turbio fondeadero donde van a recalar,
barcos que en el muelle para siempre han de quedar...
Sombras que se alargan en la noche del dolor;
náufragos del mundo que han perdido el corazón...
Puentes y cordajes donde el viento viene a aullar,
barcos carboneros que jamás han de zarpar...
Torvo cementerio de las naves que al morir,
sueñan sin embargo que hacia el mar han de partir...

¡Niebla del Riachuelo!..
Amarrado al recuerdo
yo sigo esperando...
¡Niebla del Riachuelo!...
De ese amor, para siempre,
me vas alejando...
Nunca más volvió,
nunca más la vi,
nunca más su voz nombró mi nombre junto a mí...
esa misma voz que dijo: "¡Adiós!".

Sueña, marinero, con tu viejo bergantín,
bebe tus nostalgias en el sordo cafetín...
Llueve sobre el puerto, mientras tanto mi canción;
llueve lentamente sobre tu desolación...
Anclas que ya nunca, nunca más, han de levar,
bordas de lanchones sin amarras que soltar...
Triste caravana sin destino ni ilusión,
como un barco preso en la "botella del figón"...

NUNCA TUVO NOVIO

Pobre solterona te has quedado
sin ilusión, sin fe...
Tu corazón de angustias se ha enfermado,
puesta de sol es hoy tu vida trunca.
Sigues como entonces, releyendo
el novelón sentimental,
en el que una niña aguarda en vano
consumida por un mal de amor.

En la soledad
de tu pieza de soltera está el dolor.
Triste realidad
es el fin de tu jornada sin amor...
Lloras y al llorar
van las lágrimas temblando tu emoción;
en las hojas de tu viejo novelón
te ves sin fuerza palpitar.
Deja de llorar
por el príncipe soñado que no fue
junto a ti a volcar
el rimero melodioso de su voz.
Tras el ventanal,
mientras pega la llovizna en el cristal
con tus ojos más nublados de dolor
soñás un paisaje de amor.

Nunca tuvo novio, ¡pobrecita!
¿Por qué el amor no fue
a su jardin humilde de muchacha
a reanimar las flores de sus años?.
¡Yo, con mi montón de desengaños
igual que vos, vivo sin luz,
sin una caricia venturosa
que haga olvidar mi cruz!

* * * * *

ENRIQUE SANTOS DISCÉPOLO


YIRA YIRA

Cuando la suerte que es grela
fallando y fallando, te largue parao,
cuando estés bien en la vía,
sin rumbo desesperao...

Cuando no tengas ni fe,
ni yerba de ayer,
secándose al sol...

Cuando rajes los tamangos
buscando ese mango
que te haga morfar...

La indiferencia del mundo
que es sordo y es mudo,
recién sentirás.

Verás que todo es mentira,
veras que nada es amor,
que al mundo nada le importa,
Yira...yira...

Aunque te quiebre la vida,
aunque te muerda un dolor,
no esperes nunca una ayuda
ni una mano... ni un favor.

Cuando estén secas las pilas
de todos los timbres
que vos apretás...

Buscando un pecho fraterno
para morir abrazao...

Cuando te dejen tirao
después de cinchar
lo mismo que a mi...

Cuando manyes que a tu lado
se prueban la ropa
que vas a dejar...

Te acordaras de este otario
que un día cansado
se puso a ladrar.

Verás que todo es mentira,
veras que nada es amor,
que al mundo nada le importa,
Yira...yira...

Aunque te quiebre la vida,
aunque te muerda un dolor,
no esperes nunca una ayuda
ni una mano... ni un favor.
1926

CHORRA

Por ser bueno, me pusiste en la miseria,
me dejaste en la palmera, me afanaste hasta el color.
En seis meses me fundiste el mercadito,
el puestito de la feria, la ganchera, el mostrador.

¡Chorra!
Me robaste hasta el amor...
Aura
tanto me asusta una mina
que si en la calle me afila
me pongo al lao del botón.

Lo que mas bronca me da
es haber sido tan gil.

Si hace un mes me desayuno
con lo que he sabido ayer,
no era a mi que me cachaban
tus rebusques de mujer...

Hoy me entero que tu mama,
«noble viuda de un guerrero»,
es la chorra de mas fama
que piso la treinta y tres.

Y he sabido que el «guerrero»
que murió lleno de honor,
ni murrio ni fue guerrero
—como me engrupiste vos—

Esta en cana pronturiado
como agente 'e la camorra,
profesor de cachiporra,
malandrín y estafador.

Entre todos
me pelaron con la cero
tu silueta fue el anzuelo donde yo me fui a ensartar,

Se tragaron
vos, «la viuda» y «el guerrero»,
lo que me costo diez años
de paciencia y de yugar...

¡Chorros!
Vos, tu vieja y tu papa.
¡Guarda!
Cuidense porque anda suelta,
si los cacha, los da vuelta,
no les da tiempo a rajar.

Lo que más bronca me da
es haber sido tan gil.
1928

CAFETÍN DE BUENOS AIRES

De chiquilín te miraba de afuera
como esas cosas que nunca se alcanzan
la ñata contra el vidrio
en un azul de frío
que sólo fue después viviendo
igual al mío
como una escuela de todas las cosas
ya de muchacho me diste,entre asombros,
el cigarrillo
la fe en mis sueños
y una esperanza de amor.
Cómo olvidarte en ésta queja
cafetín de Buenos Aires
si sos lo único en la vida
que se pareció a mi vieja.
En tu mezcla milagrosa
de sabiondos y suicidas
yo aprendí filosofía
dados, timba y la poesía
cruel, de no pensar mas en mí.
Me diste en oro un puñado de amigos
que son los mismos que alientan mis horas:
José, el de la quimera
Marcial que aún cree y espera
y el flaco Abel que se nos fue
pero aún me guía.
Sobre tus mesas que nunca preguntan
lloré una tarde el primer desengaño
nací a las penas, bebí mis años...
¡y me entregué sin luchar!
1948

1 comentario:

  1. Tan placenteramente hay que ir subiendo estas escaleras del alma. Es muy, muy bueno el material de este blog. Es hasta mágico leerlos en un mismo lugar. Otro aroma en el aire, otra mùsica para los sentidos. Despacio, porque voy a tratar de no perderme nada. Es excelente! Felicitaciones Aldao. Un abrazo. Mercedes Sáenz

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