miércoles, 1 de julio de 2009

IDEA VILARIÑO. NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD




IDEA VILARIÑO. NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD
Fernando Chiappussi
En Buenos Aires ya no se consiguen libros de Idea Vilariño. Una realidad que el cronista descubre con dolor: las librerías porteñas, tan abundantes en Benedetti, en Gelman, en Neruda, parecen haber olvidado a la poeta que en Uruguay aparece hasta en graffitis y leyendas de póster. En algunos locales, los vendedores incluso parecen desconocer su nombre.
Es increíble y flagrante, porque Idea Vilariño es sin duda una de las grandes poetas del siglo en lengua castellana. y está viva*: hace pocos meses vino desde Montevideo para participar de unas jornadas sobre Literatura, en la ciudad de La Plata. Los que pudieron llegar -ese día hubo paro general- la escucharon con veneración. A pesar de que ya pasaron veinte años de la edición de su último libro de poemas: No (1980), publicado en Buenos Aires por Calicanto y hoy inhallable.
En tiempos en que la poesía, como invadida de pudor expresivo, se viste con distintos ropajes -intelectual, irónico, bucólico, neobarroco o posmoderno-, basta leer uno de los breves poemas de Idea para redescubrir el encanto de su voz despojada, desnuda, que sin quererlo hace patente la medianía de los nuevos. Los que acortaron la mira porque creen que ya no se puede escribir como lo hicieron Salinas, Prévert, la Vilariño, sin caer en la banalidad o el lugar común.
Idea nació en Montevideo el 18 de agosto de 1920. Publicó su primer libro de poemas, La suplicante, en 1945; cuatro años más tarde fundó con Manuel Claps y Emir Rodríguez Monegal la revista Número, que sería fundamental en la renovación de las letras uruguayas. Junto a un joven Mario Benedetti -luego incorporado- hacían una publicación cosmopolita que prestaba atención a las novedades de las letras del mundo, al tiempo que juzgaba con severidad a las promociones anteriores de la literatura uruguaya. Pero rescataron a algunos marginados, como el novelista Juan Carlos Onetti, que publicaba en 1950 La vida breve. Ese mismo año, Onetti conoció a Idea en un café montevideano: se encontró con una joven delgada, seria y silenciosa, intensamente seductora. Antes de saberlo, se habían enamorado.
Pero Idea era entonces una mujer independiente, que no quería atarse a la rutina de vivir con quien compartiera su cama. Y Onetti había encontrado, después de tres matrimonios, a la mujer que lo acompañaría por el resto de su vida: Dolly Muhr. El amor de Idea y Onetti nació condenado. Pero continuó, a esporádicos tirones, convertido en pasión clandestina, fuego turbulento y abrasador.
DECIR QUE NO

Mientras tanto, la poesía de Idea pasaba por una violenta transformación: primero influida por los ritmos modernistas y los experimentos del imaginismo -que paralelamente, al otro lado del río, cultivaban los jóvenes de la revista Poesía Buenos Aires-, se quitó de encima todo lo que antes había opacado su sentido. Despojada de accesorios y artificios, la nueva poesía de Idea se empequeñeció -literalmente: ahora eran pocas, breves líneas- pero su decir salió fortalecido. Los poemas de Nocturnos (1955), donde se consolida la conversión, son pequeñas joyas talladas con precisión y esmero.
Difícil encontrarles algo que sobre: en este sentido se parecen a los que, por la misma época, comenzaba a pergeñar la argentina Alejandra Pizarnik, seis años más joven.
Todo gran conjunto poético suele girar alrededor de una idea obsesiva y constante. En el caso de Idea es la negación, que desde sus primeros textos ensombrece imágenes, abunda en palabras como nadie, nunca, ninguno, no. Esta última es quizá la palabra más repetida en sus poemas.
Negación que es pesimismo, terquedad, presunción de que todo lo que se hace es inútil, porque al final del camino nos espera la única certeza: que todos vamos a morir. Y sin embargo, puede verse en sus páginas la búsqueda, el deseo de encontrar algo en qué creer, un amor o una idea que distraiga por un tiempo esa sombría sensación.
En 1957 se publicaron por primera vez los Poemas de amor; originalmente dedicados a Onetti, y que luego -como los de Nocturnos- serían reelaborados y ampliados en sucesivas ediciones. En ellos puede palparse, sin velos, la desesperación que dejaban los encuentros con Onetti, que continuarían durante años. Dos pesimistas tan feroces no podían menos que atraerse.
Desde entonces, sólo dos libros más: Pobre mundo (1966), atravesado por la sociedad de su época, y No, donde los poemas ya son miniaturas, cristalizaciones de una idea que se despliega en toda su transparencia. El último poema tiene sólo dos líneas: "Inútil decir más. /Nombrar alcanza". Una síntesis de su estética que, se supo después, resultó también un digno cierre para su literatura.
Cabe acotar, de todos modos, que la Vilariño está lejos de la imagen habitual del poeta maldito, de vida desordenada, que nos dejara por ejemplo nuestra Pizarnik. Hoy jubilada, Idea vivió de la docencia y publicó varios libros de crítica literaria, dedicados a héroes de la poesía castellana como Rubén Darío o Julio Herrera y Reissig. También es suyo Las letras de tango (1965), un completo estudio de los poetas del dos por cuatro. Libros como éstos -sobre todo Comprensión de Rubén Darío (1979), exhaustivo trabajo sobre los ritmos internos del nicaragüense- desmienten de paso el habitual prejuicio que anima a tantos vitalistas contra la labor de los que divulgan la literatura ajena, como si leer a los demás le impidiera a uno vivir o lo inhabilitara para escribir. Con su vida, Idea parece decirnos que no hace falta trasponer límites para vivir la experiencia que desata, tarde o temprano, toda poesía esencial. Alcanza con mirar para adentro: con atisbar, más allá de los adornos, nuestra propia, inevitable soledad." ●


* Idea Villarino falleció hace unos pocos meses

5 comentarios:

  1. Anónimo7/01/2009

    Gran verdad se dice en este comentario sobre Idea. La búsqueda de algunos autores, en las librerías,se vuelven expediciones sin resultados positivos. Algunos prometen buscar y uno sigue esperando. A veces alguna Biblioteca importante logra tener material para la lectura en el lugar, generalmente no se prestan por ser ejemplares que, justamente, no se pueden reponer. Un comentario con ingredientes importantes que permiten ampliar el conocimiento sobre la autora. Te abraza, Laura Beatriz Chiesa.

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  2. Muy interesante este artículos acreca de Idea. y me doy cuenta que tengo un tesoro, pues poseeo todos sus libros de poemas, a los que cada tanto vuelvo, como quien se encuentra con una vieja amiga.Un abrazo, Andres, esto es una fiesta

    Silvia Loustau

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  3. Qué grandioso: ¡ morir para adentro! y desde una soledad que como diría Benedetti " muy acompañada".
    MARITA RAGOZZA

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  4. Anónimo7/03/2009

    Querido Andrés, gracias por éste regalo, por esta posibilida de lecturas y relecturas, gracias por todo, Carlos Arturo Trinelli

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  5. Anónimo7/09/2009

    el poeta a veces
    se ausenta por un rato
    alba estrella gutiérrez

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